Mancha púrpura

Alternaria porri Ellis) Cif.

Los síntomas se presentan en las hojas de la planta susceptible, se desarrolla una pequeña área oscura, la cualque casi inmediatamente se vuelve café; la mancha se agranda hacia arriba y hacia abajo y las márgenes toman un ligero tinte púrpura o rojizo rodeado de una zona amarilla. En época húmeda, la mancha está cubierta por fructificaciones del hongo, color café o casi negras. Luego se forman unas pocas lesiones grandes en las hojas, las cualesque se amarillan y debilitan. Manchas similares se pueden formar sobre el pedúnculo de la inflorescencia o sobre la misma, y en ataques severos las semillas no se desarrollan o se secan. Las escamas externas del bulbo rara vez son afectadas.

Categories Enfermedades Cultivos y Plantas, Cultivos Tags Alternaria porri, mancha de la cebolla, Mancha púrpura

Detección
Perjuicios

SINÓNIMO: Alternaria allii Nolla, Alternaria solani (Ellis & G. Martin) L.R. Jones & Grout, Macrosporium solani Ellis & G. Martin.
ORDEN: Pleosporales

Mancha púrpura, mancha de la cebolla.

La enfermedad causada por Alternaria porri es más grave en las zonas de climas cálidos y húmedos. La mancha púrpura provoca grandes pérdidas de follaje en la cebolla, se ha reportado pérdidas en el rendimiento de más del 50% en los cultivos de cebolla y un 59% en la producción de semilla de cebolla.

El hongo Alternaria porri fue reportada por primera vez por Cooke y Ellis en Estados Unidos en el 1879 afectando plantas de Allium porrum L. (Domínguez, 2005). Presente en todas las regiones donde se cultiva la cebolla y el ajo.

Las afectaciones se producen en hojas, tallos y bulbos, siendo en el follaje donde aparecen las primeras lesiones blancas y hundidas, con su centro de color púrpura rojizo. Estas, al envejecer, forman una zona oscura compuesta por una masa superficial de esporas del hongo.Las manchas son elípticas, pueden alcanzar varios centímetros de largo y forman un halo amarillo. Cuando la infección es fuerte, durante la recolección se observa la afectación del bulbo en forma de putrefacción semiacuosa, adquiriendo una coloración amarillo intenso o rojo vinoso.

El hongo requiere la presencia de lluvia o roció por varios días para fructificar e infectar las plantas. Crece dentro de una escala amplia de temperatura, de 6º C a 34º C, pero el óptimo está en 25 y 27º C. Del mismo modo, requiere una humedad relativa de 90 % o más, para que empiece a esporular.

Bulbos, hojas y tallos.

La enfermedad se inicia con la germinación del hongo. Este hongo produce conidióforos que emergen solos o en grupos, a través de los estomas de las hojas. La penetración ocurre mediante la formación de apresorios en la cavidad estomatica, heridas o directamente a través de la cutícula. El hongo también suele penetrar por las lesiones causadas por insectos o por otras enfermedades.Si las condiciones del medio ambiente son favorables, se repiten ciclos de infección y reproducción en forma rápida. Los síntomas se presentan de 1-4 días después de la infección. Las conidias sueltas no sobreviven por mucho tiempo. El hongo puede ser transportado en o con la semilla y permanecer viable por unos pocos días.El desarrollo de la enfermedad es mayor durante los periodos prolongados de humedad en las hojas.

Cebolla, cebolla larga, ajo, puerro.

La infección aparece e inicia cuando la planta está llegando a la madurez de las hojas. Siendo las hojas viejas más susceptibles a la infección, los síntomas por lo general inicial con lesiones acuosas en el centro.

1. Las áreas para semilleros y plantaciones deberán estar ubicadas en suelos con buen drenaje.

2. No repetir siembras en áreas que en la campaña anterior fueron afectadas intensamente.

3. Sembrar posturas sanas.

4. Evitar colindancias con otras áreas de este cultivo con diferencias fenológicas mayores de 15 días.

5. Mantener un adecuado régimen de riego, considerando que el déficit hídrico y el exceso de humedad favorecen la aparición y desarrollo de este patógeno.

6. Mantener, tanto en semillero como en plantación, una adecuada incorporación de nutrientes orgánicos o químicos, ya que su déficit favorece considerablemente la aparición y desarrollo de esta enfermedad.