Piricularia del arroz

Pyricularia grisea Sacc.

El hongo produce manchas o lesiones en las hojas, nudos y en las diferentes partes de la panícula y los granos. En la hoja los síntomas consisten en unas manchas típicamente elípticas con terminaciones en punta, frecuentemente con el centro gris o blancuzco, y con un borde marrón rojizo. El tamaño y la forma de la mancha varían dependiendo de las condiciones ambientales, la edad de la mancha, el grado de susceptibilidad del cultivar y del abastecimiento de nitrógeno de la planta. El nudo y la raíz se pudren si se ven atacados por Pyricularia. En la panícula se producen lesiones oscuras, terminando tronchada, frecuentemente son atacadas las zonas cercanas a la base de la panícula y a veces esta cae. Los granos terminan vacíos o deficientemente llenos y grises.

SINÓNIMO: Magnaporthe grisea (T.T. Hebert) M.E. Barr.
ORDEN: Moniliales

Piricularia del arroz, quemazón o hielo del arroz.
La Pyricularia grisea ha sido considerada como la principal enfermedad del arroz, debido a su amplia distribución y su poder destructivo bajo condiciones favorables. Es un fitopatógeno extremadamente efectivo, ya que puede reproducirse tanto sexual como asexualmente, produciendo estructuras infecciosas especializadas denominadas apresorios que infectan tejidos aéreos, e hifas que pueden infectar los tejidos radiculares. Este hongo ataca varios órganos de la planta como hojas, entrenudos del tallo y, en la panícula, se presentan los ataques más importantes, en el cuello, el pedúnculo y los granos. La piricularia del arroz es la enfermedad más importante en este cultivo en América Latina, ya que puede provocar hasta el 100% de reducción de los rendimientos del cultivo.
Se originó en el Sudeste asiático y actualmente se encuentra distribuido a nivel mundial.
Este hongo ataca las hojas, nudos y el cuello de la panícula. Las heridas presentes en la parte foliar presentan variaciones desde diminutos puntos color café hasta formas de rombos color verde o gris, rodeados por un halo más claro. Las heridas pueden crecer hasta juntarse y sus bordes presentan coloración parda.La forma, color, tamaño y número de las lesiones varían según las condiciones ambientales, la edad de la planta y el grado de susceptibilidad de la variedad. Alrededor de los nudos de los tallos se extienden manchas de color café oscuro en forma de anillo que pueden producir un estrangulamiento de dichos nudos. Este síntoma se observa únicamente en las variedades más susceptibles. Cuando el nudo del tallo se infecta, el pulvínulo de la vaina foliar se pudre, se dobla y se parte, permaneciendo unido a la vaina sólo por el septo.
Su desarrollo se ve favorecido en tempaturas nocturnas rondando los 20 ºC alternando con temperaturas diurnas entre 30 – 35 ºC, alta humedad relativa entre 90 – 92 % y gran intensidad lumínica. Si las concentraciones en nitrógeno del agua de riego son elevadas, se favorece el desarrollo del hongo.
Hojas, nudos, pedúnculos, panículas y granos.
La infección se inicia con la germinación del conidio. Para que se complete el proceso de germinación, la hoja debe permanecer mojada por un espacio de 6 horas y luego se inicia la formación de los apresorios.La presión ejercida por el apresorio permite una penetración del patógeno, a través de la cual el hongo ingresa a la célula del hospedante. La colonización de la célula hospedante es producida por el desarrollo de hifas dentro de la célula. Si hay temperaturas altas, el número de células colonizadas aumenta, lo cual coincide con un aumento en la intensidad de la enfermedad en aquellas zonas de cultivo que son más cálidas.Los conidios se originan luego de horas de exposición a alta humedad, luego son liberados fácilmente y se dispersan por el aire o a través de los riegos por aspersión. Estos pueden ser llevados a distancias considerables. El hongo puede persistir e hibernar en el ambiente o en los residuos de plantas, rastrojos de plantas infectadas y semillas.

Arroz, y algunas gramíneas como la cebada, trigo, centeno y mijo.

La enfermedad se presenta generalmente a partir de los 35 días de la siembra, incidiendo durante la fenofase de ahijamiento activo. Tiende a disminuir en la fase de cambio de primordio y nuevamente incide en la paniculación.

1. Para prevenir la enfermedad se recomienda desinfectar la semilla, no abonar en exceso y de forma tardía con nitrógeno, emplear un abonado equilibrado con fósforo y potasio y retrasar la retirada del agua en la maduración en cultivos vigorosos.

2. La fase inicial de recolección se origina por las semillas, por el suelo infectado o por el rastrojo del año anterior.

3. Si se cultivan variedades de tipo índico o japónico deben hacerse tratamientos preventivos.

4. Hay que tener en cuenta que el agua fría facilita la infección.

5. La mejor estrategia de manejo y control está basada en el empleo de variedades resistentes.

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